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La Patria 100 años - Capítulo 11
Capítulo 11
Del café
al aguacate
Las páginas de LA PATRIA, al igual que generaciones mayores, son testigos de cómo la región hizo de estas tierras lugares para sembrar cafetos, a la vez que enarboló las banderas que contribuyeron al desarrollo de la cultura agrícola que se estableció en el país y que hoy es conocida por producir el mejor café del mundo.




Trayectoria
Por supuesto que la caficultura ha jugado un papel fundamental en el crecimiento económico y agrícola de Caldas y es sin duda el producto insignia del departamento, aunque la región ha incursionado en otros productos que van ganando terreno en el mercado nacional e internacional.

Descubra en las páginas de LA PATRIA la producción agropecuaria de Caldas, así como los diferentes actores que trabajan la tierra para producir alimentos, ya sea tradicionalmente o con nuevas iniciativas para que los caldenses puedan tener seguridad alimentaria en casa y mantener el campo más vivo que siempre.
Forjando
la caficultura
Es claro que previo al boom del café tuvo que existir un antes y un después agrícola. De hecho, según la Secretaría de Agricultura de Caldas, antes de que llegara este cultivo en la región se cosechaba maíz y fríjol para el consumo de las familias, lo que forjó una cultura gastronómica paisa. Entonces, ¿cómo llegó el café?

Eugenio Vélez Uribe, representante por Caldas en el Comité Directivo de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), contó que, según reportes, los franceses trajeron el café a las costas de la isla caribeña de Martinica en 1730 y al parecer los sacerdotes jesuitas fueron los encargados de transportar los primeros granos al sur del Orinoco.

Hay registros que dan cuenta que para 1775 ya había café en Antioquia. Luego se dio el proceso de Colonización Antioqueña y con ello la expansión del café que llevó a los primeros cultivos en Caldas.
Claves
Estos son algunos puntos importantes en el establecimiento del cultivo cafetero en la región:

El primer reporte se da en 1865, en la vereda La Cabaña, Eduardo Walker, quien provenía de Sonsón (Antioquia) hizo las primeras plantaciones con algún nivel comercial en Caldas.


  • En 1870 Marcelino Palacio y Manuel Grisales sembraron café en las fincas Sebastopol y La Playa.
  • Empezó una técnica de cultivo más especializada en la hacienda San Carlos, que era de don Pedro Uribe y alcanzó a tener 8 mil árboles de café.
  • En 1878, el santandereano Antonio Pinzón fundó la primera gran hacienda; El Águila, en Manizales, y tenía alrededor de 16 mil árboles de café.
  • En esas fechas, cerca de Aranzazu y el norte de Caldas, José María Ocampo y Cipriano Calderón hicieron plantaciones de 10 mil sacos de café.
Así, el departamento de Caldas fue pionero en la caficultura. Cuando se fundó la Federación Nacional de Cafeteros el lunes 27 de junio de 1927, un mes después, se creó el primer Comité Departamental de Cafeteros que fue, precisamente, el de Caldas. A partir de este momento se comenzó a posicionar el negocio y Caldas asumió un importante liderazgo que quedó plasmado en los titulares de LA PATRIA.
3 de enero
de 1929
Era común ver en el periódico mensajes de la Federación Nacional de Cafeteros que expresaban las inquietudes por mejorar la calidad en todos los detalles de producción. “Llamamos la atención de los fabricantes de saco de cabuya hacia la necesidad de mejorar la calidad de los empaques”.
7 de febrero
de 1929
La FNC habló de la importancia del campesino para Caldas: “No hay ni puede haber otra fórmula para restablecer el equilibrio de la economía colombiana que volver los ojos a la montaña abandonada, dedicar empeños nacionales al incremento de la producción agrícola, por medio de las disposiciones que determinen el regreso del trabajador a los campos” (…) “Que puedan sentirse vinculado al suelo de la patria y mirar con alegría como su esfuerzo se convierta en pan para sus hijos”.
24 de octubre
de 1933
Desde entonces se hablaba de exportación. Además, se incitaba a los productores a llevar el producto al exterior para ganar en dólares, por lo que se daban algunos consejos para hacerlo de la mejor forma. “Medidas que podría adoptar el comercio para evitar la especulación de los bancos y tenedores de moneda extranjera”.
7 de enero
de 1947
El poder de exportación del café seguía avanzando en Estados Unidos y para estos años los precios eran estables y favorables. Así registró LA PATRIA el comportamiento del mercado: “Los precios se han mantenido firme en todos los sectores”. “En la Bolsa de Café y Azúcar de Nueva York, al cierre de la semana las cotizaciones para entrega futura registran ganancias apreciables”.

Eugenio Vélez Uribe indicó que el papel de Caldas en el desarrollo cafetero es esencial, sobre todo, para la ampliación de mercados: “Caldas es el departamento más tecnificado de Colombia. Dentro del ranking de los veinte municipios más productivos de café en el país hay 10 de este departamento. No solamente fuimos pioneros después de Santander y Boyacá, aquí se empezaron a desarrollar las primeras haciendas cafeteras”.
La caficultura regional actual
Para el año 2021, el café goza de un excelente precio de cotización en mercados internacionales. Sin embargo, hay una preocupación patente en Caldas, pues las áreas de cultivo disminuyeron en los últimos años.
El mismo café en menos espacio
Eugenio Vélez Uribe aclaró que la producción de café en el departamento no ha disminuido. De hecho, expresó que se produce la misma cantidad, pero en menos hectáreas. “En 1998, la primera vez que yo empecé a hacer parte del Comité Departamental, se tomó la decisión de trabajar arduamente en incrementar la productividad, tratando de sacar las áreas que no eran aptas para el café porque había caficultura en zonas muy por debajo de los 1200 metros”.


Agregó que hoy se produce el mismo volumen de café que hace veinte años. “Se ha reemplazado el área por incrementos de productividad, esa fue la meta que se trazó el Comité y la está cumpliendo”.
¿Por qué se
ha disminuido
el cultivo?
Según la Secretaría de Agricultura de Caldas, en los más recientes 30 años se han perdido más de 30 mil hectáreas de cultivos de café. La situación, desde la administración departamental, es atribuida a la cosecha de otros productos como los cítricos, el aguacate y algunas frutas que son sembradas en las zonas donde estuvo antes el café.


Desde el Comité de Cafeteros de Caldas admitieron que han cedido terrenos porque algunos productores ven también oportunidades en otros cultivos, sin embargo, hay otros factores intervinientes. “En Palestina se pierde alrededor de 100 o 200 hectáreas todos los años, no por otros cultivos, sino por fincas que se parcelan y se convierten en condominios o parcelaciones para construcción de viviendas”, agregaron.

Vélez Uribe explicó que gracias al buen precio que goza el café actualmente los productores están renovando los cafetales; algo positivo porque es una garantía de que las áreas se mantendrán. Indicó que para combatir la disminución de estas se está promoviendo la siembra del grano.
Manos trabajadoras
Uriel Antonio Arroyave, campesino cafetero, es el vivo cariz de la tierra campesina y su trabajo honrado: “Los viejitos nos hemos levantado con café y así toca morirnos, ese es el que nos ha dado la mano. En Caldas el café seguirá siendo el producto insignia. arrancan mucho café para sembrar plátano y aguacate, pero siempre en todas partes le preguntan a uno es por el café”.


A pesar de las preocupaciones por la disminución de terrenos para la siembra cafetera, no hay dudas de que este grano es crucial para la economía e identidad del departamento. Carlos Alberto Ramírez Grajales, secretario de Agricultura de Caldas, comentó: “Es el primer renglón en la parte de producción, hay más de 60 mil hectáreas en café con 32 mil familias y la producción del café genera más de $700 mil millones de producción y exportación, sigue siendo el producto que marca la pauta en la generación de empleo y exportación”.
La tierra caldense
Nuestro suelo es rico. Dispone de todos los pisos térmicos, lo que es una ventaja al momento de cultivar la tierra y, como si fuera poco, Caldas es la casa de comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes que con su riqueza cultural han trabajado la tierra para producir alimento, no solo para su sostenimiento, sino para toda la región y su desarrollo económico y agroindustrial.


La tierra caldense no produce solo café, también otro tipo de cultivos han incursionado en el mercado y generando que la diversidad de alimentos y exportaciones crezca en los diferentes municipios de la región. Este es el panorama del 2020, suministrado por la Secretaría de Agricultura de Caldas*:
Otros cultivos están abriéndose mercado en el exterior y contribuyendo a la economía del departamento. Los agricultores que trabajan la tierra y la alimentación de todo un pueblo saben las necesidades de las despensas regionales, las dinámicas de cultivo, reconocen la sabiduría de la tierra y sus dificultades.

Cien años de verdad los visitó para conocer más sobre sus labores.
El plátano,
caja menor
Uriel Antonio Arroyave tiene 67 años y es el representante legal de la Asociación Agropecuaria y Agroindustrial El Carmelo (Asocarmelo). Vive en zona rural de Anserma, su vida la dedica al campo y desde los 10 años su papá le enseñó a trabajar y cultivar la tierra.

Tiene cultivadas 600 matas de plátano y 12 mil matas de café. Confesó que, cuando renueva el cultivo de café, aprovecha para sembrar plátano, ya que siempre los ha ayudado cuando los precios del café no son óptimos. “Hubo una época en que los precios del café estaban muy bajos y entonces el plátano fue el que nos dio la mano a nosotros; ahora en este momento, el plátano está a muy bajo precio, pero hay que tenerlo porque ese es la caja menor de nosotros”. Contó Uriel. 

El agricultor explicó que existe una superproducción de plátano que responde a la crisis del café del 2010, pues muchos campesinos decidieron dejar de producir el grano y sembrar plátano.

“En este momento nosotros estamos recolectando cada 15 días entre 300 a 400 kilos y la inversión es fertilizar, pagar al trabajador y el transporte, ahí se va un poco de plata. La semana pasada saqué 400 kilos y me dieron 280 mil pesos”, relató el campesino.

Añadió que con ese precio tiene muy pocas ganancias y solo alcanza a recuperar lo invertido en la siembra. “A nosotros no nos queda si no la mancha del plátano”: culminó.
La panela,
tradición
Filadelfia es un municipio que produce aguacate, café, plátano y caña de azúcar. Es precisamente a este último cultivo al que se dedica José Heriberto Gómez, quien a sus 53 años cuenta con catorce hectáreas de caña sembrada y es dueño de un trapiche. “Yo he cultivado caña toda la vida, eso viene heredado de cuna, eso es una tradición, yo lo llevo en la sangre, pero como tal el negocio es poco rentable”, relató.

El productor manifestó que la panela es un negocio inestable, ya que el precio tiende a fluctuar constantemente. Consideró que el negocio está mal, tanto así que, la mayoría de los trapiches del municipio que necesitan gran mano de obra para funcionar están desapareciendo porque el municipio ya no cuenta con trabajadores jóvenes en el campo y los obreros adultos ya no pueden rendir de la misma forma.

“Yo pienso que ha disminuido la producción de panela en Caldas, aparte de que aquí en Filadelfia eran como unos 136 trapiches y ahora hay alrededor de unos 90. Fuera de que los que van desapareciendo siempre son los grandes, los trapiches donde producían 120 o 140 pacas semanales”, explicó José Heriberto.

El futuro de la panela parece ser incierto. José explicó que tecnificar el oficio solucionaría el déficit de mano de obra, pero admite que es muy difícil, puesto que el terreno de esas zonas tiende a ser ondulado. Ante las dificultades, José Heriberto comentó que por la fatiga hay quienes prefieren retirarse del negocio. “Acaban todo, dejan que les nazca pasto, meten ganado y se acabó el problema. No me producía nada, aquí me produce poquito, pero no tengo problemas”, puntualizó.
En agosto 12 del 2012, la Gobernación de Caldas impulsó los trapiches comunitarios para avanzar de trabajar en solitario a un modelo asociativo. No obstante, hubo fuerte resistencia de los paneleros que pidieron igualdad de condiciones.
Conociendo
la gulupa
La gulupa es poco conocida en Colombia, pero muchos productores la cultivan porque es apetecida en el extranjero, sobre todo en Europa, pues es rica en nutrientes y proteínas, por lo que su mercado corresponde a un 70% de exportación y 30% para consumo doméstico. Esta exótica fruta proviene de la Amazonía y hace parte de la familia de las pasifloras. Cuenta con un sabor muy similar al maracuyá. La gulupa debe ser sembrada entre 1.800 a 2.400 metros sobre el nivel del mar y en un terreno que no sea pendiente.

En Caldas es posible encontrar cultivos de gulupa en Villamaría, Aranzazu, Riosucio y Manizales. En 2020 se exportaron más de 200 toneladas según datos de la Secretaría de Agricultura Departamental.

El ingeniero agrónomo Julián Escobar explicó que la única limitante es el fusarium, un hongo que crece en el suelo y puede secar por completo el cultivo. Para combatirlo es posible realizar injertos con chulupa para obtener una fruta más resistente.
Escobar emprendió un proyecto con gulupa financiado por el fondo Emprender del SENA y cumple dos años trabajando en este para tener un cultivo de 2 mil 300 plantas en 7 mil metros cuadrados bajo invernadero. El ingeniero explicó que este sistema es atractivo porque el cultivo está bajo condiciones controladas y la luz queda mejor distribuida, lo que hace que las plantas aumenten su crecimiento, productividad y den un fruto de mayor calidad, además de no estar expuestas a hongos.
“Los invernaderos se utilizan poco por el costo que tiene la infraestructura, pero si comparamos este precio con la productividad o la calidad de la fruta obtenida, pues van a compensarse muy bien los dos aspectos, además la estructura puede durar 5 o 6 años sin ningún problema”, manifestó el ingeniero Escobar.

“¿Gulupa? No, esa fruta no se consigue fácil acá. Toca encargarla a Bogotá”. Esta fue la respuesta que recibió LA PATRIA en Manizales, en 2007, cuando realizó un informe sobre esta fruta, antes de comenzar su producción en Caldas masivamente.
La controversia
del aguacate
El aguacate es un cultivo en consolidación regional desde hace una década, por lo menos, tanto así que, según datos de la Secretaría de Agricultura de Caldas, el año pasado con 12 millones 359 mil 190 kilos fue el producto agrícola que más se exportó solo después del café. El boom del aguacate Hass es innegable y ya es producido en por lo menos 15 de los 27 municipios del departamento, destacando a Pácora, Aguadas y Villamaría.

A pesar de su auge y de ser bienvenido por empresarios y brindar empleos, para algunas comunidades las aguacateras son no gratas en Caldas, pues se han presentado varias denuncias por daños medioambientales causados por el método de cultivo que implementan estas empresas productoras.
Denuncias
El secretario de Agricultura de Caldas, Carlo Alberto Ramírez, aceptó que en la Gobernación han recibido quejas respecto a las aguacateras por temas de infraestructura, prácticas inadecuadas en la producción, establecimiento en zonas de protección y malestar causado a la comunidad. No obstante, el funcionario fue enfático en que la Gobernación no está en contra de estas empresas y buscan que los nuevos inversionistas que llegan no comentan los mismos errores.

Ramírez señaló que ante el acopio de denuncias la Gobernación adelanta un trabajo de concertación con comunidades y empresarios. “Nosotros hemos venido trabajando en buscar la concertación de todos los actores en las mesas ambientales municipales. La mayoría de los municipios que tienen aguacate cuentan con una mesa en las que están los productores, los comercializadores, las aguacateras, las instituciones y las organizaciones defensoras del medio ambiente”.
Hernando Escobar Zuluaga, agricultor de Riosucio, refirió que el aguacate Hass es un cultivo que se da entre los mil 600 y 2 mil 500 metros sobre el nivel medio del mar. Según el agricultor, estas aguacateras pueden causar los siguientes daños:


  • Establecen grandes monocultivos de aguacate y desplazan pequeñas familias productoras porque les compran sus terrenos, por lo que en la comunidad se dejan de producir leche, frutales y hortalizas, propias del clima templado y frío.
  • Afectación y contaminación de las fuentes hídricas, pues este cultivo necesita gran cantidad de agua.
  • Utilización de agroquímicos como fungicidas e insecticidas con alto grado de toxicidad que afectan el medio ambiente y la salud humana.
  • Construcción de carreteras en zonas no aptas que causan erosión.
El funcionario añadió que junto con la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA) definieron la zonificación óptima para el cultivo de aguacate Hass en Caldas que constaría de 70 mil hectáreas que estarían disponibles para nuevas empresas que lleguen a sembrar aguacate.
El día 5 de agosto del 2018, habitantes de Aguadas manifestaron a LA PATRIA: "Estas tierras donde antes el campesino sembró café, papa y cultivos de pancoger (autoabastecimiento), hoy son plantaciones del monocultivo de aguacate. Y lo más grave, el territorio se transformará en un desierto”.
¿El campo está quedando solo?
  • Las fluctuaciones en los precios de los productos del agro son tan grandes que desmotivan muy fácil a los campesinos. “Sabemos cuánto debemos invertir, pero no cuánto vamos a recoger por el cultivo”, muchas veces se pierde.
  • Surgen mejores oportunidades de empleo para los jóvenes en las ciudades, así como de educación superior, por lo que emigran del campo.
  • La violencia que se vivió desplazó a familias enteras.
  • Las multinacionales de monocultivos compran la tierra de pequeños productores, los cuales terminan desplazándose a las ciudades.
  • Los altos costos en insumos hacen que el negocio no sea rentable, ya que la mayoría de estos productos vienen del exterior y dependen de la tasa de cambio. Un bulto de fertilizante puede costar $140 mil.
Los agricultores consultados piensan que las condiciones del campo son difíciles, que los jóvenes necesitan oportunidades y garantías para quedarse. Piden créditos con tasas de interés que no terminen por quebrar al trabajador rural y acuerdos justos con los intermediarios para comercializar los productos.
Soberanía alimentaria
Riosucio es un municipio clave del occidente caldense. Hernando Escobar Zuluaga relató que el poblado cuenta con presencia de resguardos indígenas y campesinado que se han organizado comunitariamente para recuperar la soberanía alimentaria, es decir que las familias y el municipio, como tal, tengan la capacidad de producir su alimentación de consumo diario.
Durante la pandemia, las familias tuvieron con qué alimentarse, pues el municipio produce frutas, hortalizas, frijol, maíz; tubérculos como yuca, batata, mafafa, arracacha. Aunque todavía necesitan alimentos de fuera, cabe destacar que es común que las personas dispongan de huertas con plantas medicinales y alimentarias para su consumo.

Escobar Zuluaga explicó que la agricultura se hace a partir de lo que hay en la propia parcela, la idea es depender lo menos posible de afuera. Se utilizan semillas criollas o nativas, que no son transgénicas y pueden volver a reproducirse, además abonan los suelos con materia orgánica, desechos de otros cultivos o cagajón del ganado; son cultivos orgánicos que no utilizan insumos agroquímicos.

El agricultor asegura que la asistencia técnica que da el Estado está basada en ese modelo de dependencia.
La Casa de las Semillas
María Velma Echavarría González es agricultora agroecológica de La Casa de las Semillas, en Riosucio, conformado hace doce años por un grupo de custodios y agricultores que iniciaron una campaña de rescate de semillas nativas y orgánicas.

“En cada departamento y en algunos municipios tenemos custodios de semillas y estamos articulados a una campaña nacional que se llama Campaña Semillas de Identidad. Aquí en Riosucio estamos recuperando, conservando y distribuyendo semillas criollas y nativas más o menos de cien especies y variedades”, resaltó.
Estas semillas no son transgénicas; por el contrario, son criollas y nativas por lo que se pueden volver a sembrar y son utilizadas para producción agroecológica.
Universidad en el Campo
Este un programa de la Universidad de Caldas que busca facilitar el acceso a la educación a jóvenes de zonas rurales en programas técnicos, tecnológicos y profesionales. Con la Alianza para la Competitividad buscamos por medio de diferentes alianzas público-privadas como el Comité de Cafeteros y la Secretaría Departamental de Educación, la posibilidad de gestionar recursos para que los estudiantes puedan estudiar gratuitamente.
El rey de la yuca
En Riosucio puede preguntársele en cualquier ciudadano por la calle sobre dónde encontrar a Jesús Bedoya, o “Don Chucho”, catalogado popularmente como el rey de la yuca. Este título se le adjudicó por ser el colombiano que llegó a tener más variedades sembradas de este tubérculo, quizá también mundialmente.

Su finca está ubicada a las afueras del municipio, de fácil ubicación pues su entrada es custodiada por un chivo. “Don Chucho” permanece en su casa sin camisa, las manchas de sol en su piel dan cuenta del fuerte trabajo del campo. Oriundo de Antioquia llegó hace 64 años a tierras caldenses.
Aunque realmente la recolección la inició hace 20 años cuando empezó a trabajar con los resguardos indígenas como custodio de semillas, su labor es conservar y distribuir cincuenta variedades de yuca que logró reunir con el tiempo.

Con orgullo reconoció: “No sé por qué, pero siempre me ha llamado la atención la yuca. Yo donde iba y veía un palo de yuca, venía y lo sembraba, luego, le ponía cuidado y decía: yo esta variedad no la conozco y empezaba a diferenciarla”.

Hace dos años, “Don Chucho” sufrió una situación que lo limitó plenamente; perdió su pierna derecha.

Sus tierras gozaron alguna vez de 50 diferentes clases de yuca; ahora su cultivo se reduce a unos cuantos palos, pues, confesó sentir miedo de bajar al cultivo, enredarse con las muletas y caerse. “Yo lo único que le digo a los hijos, es que no me dejen acabar la yuquita”, manifestó bajando la mirada.

Terminó explicando que la capacidad de diferenciar las distintas especies no es algo que se pueda enseñar o aprender. “Esto es un don que me dio Dios”. Lo cierto, es que es el rey de la yuca, algo por lo que será recordado.